martes, 18 de enero de 2011

José María Arguedas y la Salud Mental

Hablar de José María Arguedas es referirse a un hombre ejemplar. Formado en un medio social duro, difícil, logro beneficiarse de la cultura andina para formar su estructura psicológica , su personalidad, lo que no pudo,evitar,  dejar de lado, fue el  guardar algunos aspectos negativos de la vida familiar con su madrastra, lo cual llevó como una carga psicológica muy intensa.  Por ello José Ortega y Gasset dice que el hombre no es naturaleza, el hombre es historia. Es la historia de su vida la que marcó algunos aspectos de su personalidad. Como lo señala un gran psicólogo, la psicología no tiene el secreto de los hechos humanos, porque estos están fuera de él , en la sociedad. Esa doble circunstancia que le tocó vivir luego de los tres años de edad, fueron muchos y dejaron huellas profundas en su ser, como lo diría Cesar Vallejo en su poema Los Heraldos Negros. Golpes de la vida , tan fuertes....como el el odio de Dios , que dejan huellas profundas en el lomo más fuertes, caidas del alma, como los potros de barbaros Atilas. A pesar de ello, el logró crear su gran obra en la que nos muestra la enorme grandeza de la cultura andina, del pobre con el que convivió y del que aprendió a amar la naturaleza, todo el mundo que le rodeaba en esas alturas, cerca a los apus, donde tuvo que pasar junto a quienes lo cuidaban, lo acogieron y le dieron todo su afecto y su saber humano superior.
Arguedas , como Vallejo sufren por el hombre, sufren por lo que ven en la sociedad en la que les tocó vivir. El vivió con los humildes campesinos ultrajados por los dueños de las haciendas, así como Vallejo los vió en las minas profundas a las que tenían que bajar todo el día para arrancarle el dorado metal que hacía rico al blanco explotador, mientras el obrero solo recibía alcohol y coca para seguir muriendo victima de la TBC.
Ambos lograron niveles superiores como seres humanos. Con la información de su diario vivir, transformada en conocimiento aplicado en la vida misma , llegaron a alcanzar la sabiduría que nos han legado en sus hermosas obras, tanto en prosa como en verso.
El nos mostró la grandeza moral, humana, los valores de la gente de los andes que le dio su tiempo, su saber su abrigo en amor, afecto , compañía. En ellos vio la fuerza de su creatividad, la obra de su trabajo en la tierra a la que cuidaban como a todos los seres vivos de su entorno porque para ellos todo tiene derecho a estar allí, en el mundo, y ser parte de él, y los vio cantar, los vio danzar, y festejar a sus apus, celebrando la siembra y la cosecha y ayudándose mutuamente en las minkas y sus fiestas patronales. Todo ello lo divulgó para que conozcamos una manera diferente de vivir, y poder aprender de ellos todo lo grande de su creación que les permitió dominar las alturas, domesticar animales, hacer producir a las faldas de los cerros a los que dominaron con los andenes , hasta donde trajeron el agua con tecnicas hidraulicas de alto nivel.
José María Arguedas nos dejó el camino de todas la sangres, como único medio para lograr forjar una nación en la que tienen cabida todas las lenguas, todas las etnias, con sus valores, su creación, su cultura propia.
Su depresión nos muestra, con todo el dolor vivido, que el ser humano requiere mucho amor, apoyo, tener a los suyos con él , de cerca, junto a él , para decirle que lo adoran, que es lo más hermoso de sus vidas. A él le faltó todo ello, y recibió maltratos, fue despreciado, incluso en la vida profesional tuvo sus desencuentros con algunos de sus colegas en la misma universidad a la que llegó por sus méritos y en la que le negaron sus derechos y la ubicación que merecía por su labor, su creación científica y literaria. El sufría por todos, los que lo maltrataron  a su tierna edad y los que se oponían a reconocerle sus derechos académicos, sus logros
 profesionales.  Terminó su vida con sus propias manos, por propia decisión al ver un mundo desgarrado por la poca sensibilidad humana, la miseria de unos cuantos , la indiferencia de otros al sufrimiento de muchos a los que el amaba y valoraba por todo lo que le habían dado en los años más duros de su vida.
Vallejo se fue lejos para no seguir siendo perseguido y castigado sin culpa ni razón. Arguedas se fue con todo el dolor del país al que amaba y al que le dejó un mensaje de fe y esperanza , como unico camino de alcanzar a construir un proyecto nacional autentico.
La vida, la obra toda de Arguedas, es como la de Vallejo, una lección de salud mental para que lo humano se haga realidad y la sociedad tenga un futuro de sabiduría con bienestar para todos. Todas las sangres. No unos pocos. Como diría Vallejo, progreso que  no llega a todos no es progreso y necesita justicia social.

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