Insistimos en éste cuadro, por su frecuencia y confusión con una psicosis. Este trastorno se está construyendo diariamente en una familia, en un hogar en el que los padres tienen buena intensión de ayudar a sus hijos a no meterse en problemas y se usan métodos de control, de rigor, de excesiva persecución o sobreprotección, el tema central es el afecto ya sea por déficit o por exceso. No se sabe que el afecto es el material más importante del temperamento , que es la columna más importante de la personalidad. Todo ello construye inseguridad que lleva al individuo a ser sugestionable, y repetir las cosas , los actos, para asegurarse de que le van a salir bien, porque busca el perfeccionismo, que le han exigido en su vida de niño.
Muchas veces no es el hogar el lugar de inicio del maltrato. Ello se puede dar en el colegio, con insultos, daño físico, burlas, referencias a nombres o apellidos o algún defecto físico. Los adolescentes son muy crueles y al más débil lo toman de punto. No les gusta el alumno estudioso, el preguntón, el muy pegado al profesor. El , victima de los maltratos nunca da a conocer a sus padres lo que viene sufriendo y en ocasiones abandona el colegio, busco otro , sin que ello sea solución porque la idea obsesiva ya se instaló, incluso el ritual.
Es por ello muy importante el trato con el niño, por allí comienza el problema. El requiere mucho afecto, seguridad básica y tolerancia. El que no está en condiciones de dar ello, mejor no tenga hijos y ello incluye a los menores de 15 a 23 años de edad. No tienen posibilidades de entender lo importante que es dar amor, y ser tolerantes.
No es psicosis por una sola razón. El problema del pensamiento se diferencia. En la psicosis es una delusión, es decir una idea falsa, equivocada que el paciente lo afirma como si fuera cierto, y no permite que se le de razones o mejor aún, no lo hacen cambiar de sus ideas. El obsesivo es una persona que piensa que hablan de él, pero no está seguro, no afirma totalmente , duda, le parece.
Las obsesiones son problemas desarrollados en la vida diaria , en el hogar y tienen relación con la forma como se trata a los hijos.
Las obsesiones son trastornos de la época porque en ésta época se busca la competencia , la excelencia , el ser superior a toda costa, y los hijos son criados para tener, no para ser. En el afán de tener se sacrifica todo. El ejemplo más claro y por donde se inicia el problema es cuando el niño va al nido. Al regresar la madre le revisa su manito, y en el dorso busca una cara feliz, que es un sello que ponen las profesoras para el que se porta bien, hace sus tareas perfectas,cumple con todo lo que le dicen. Lo abrazará, lo besará si llega con la cara feliz, porque será señal de que es un campeón, que es lo mejor, que es lo que ella quiere que sea. Si trae una cara triste, le revisan el cuaderno de anotaciones y constatan que la maestra lo denuncia por múltiples faltas. La madre lo manda a su cuarto, le grita, le quita sus juguetes, le apaga la televisión o la internet y los permisos, si no le pega. Allí va a comenzar el trato inadecuado para convertirlo en un triunfador , sin pensar que es un niño , que necesita amor, que está aprendiendo y puede errar. Otros usan palabras fuertes. Todo queda gravado en el cerebro y va formando el temperamento inseguro, repetidor. Las ideas negativas se van quedando allí, y van a esperar su momento , en la adolescencia para aparecer como algo oculto en la vida y que vuelve como un recuerdo negativo, una idea obsesiva.
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