Todos , menos yo y la tía Vicky, se levantaron tarde. Yo no duré mucho en la noche , y pasada , a penas las 12 me fui a dormir, primero porque ya le acostumbré a no pasar mala noche y segundo , porque comenzaron a reventar cuetes y cuetones , que me dan mucho miedo. La tía , iba repartiendo el chocolate a todo el que se ´presentaba al comedor interior. Ella me abrió la puerta de mi cuarto. Dejé al papá roncando, y me tiré al suelo. Ella me llamó para que la acompañe en la cocina. Miré en la mesa los esqueletos de los que fueron los dos pavos que comieron todos en noche buena. Hoy quedaba aún el relleno, que todos decían que era lo más rico de todo. Sería cierto , porque cada uno se devoraban más de un pan . Ingresó la niña de chimbote y me sacó al patio. Yo la seguía porque me hacía jugar, me corría y nos divertíamos, mientras los otros se alimentaban. En media mañana ingresó Larissa, mi prima de chimbote que recién se recibió de médica. Lo que me llamó la atención era que llevaba en su hombro un pájaro grande de color verde con una gran cola, y de cabeza roja. La niña me dijo que se llamaba fátima , que era su lora a la que ella quería mucho y nunca la dejaba sola. Era su mascota, pensé, igual como yo lo era de los de Lima. La puso en el toldo del patio , y ella se trepó hábilmente por los fierros hasta la parte más alta. La dueña la llamaba , le mandaba besos y la lora le contestaba igual. En su pata cogía la fruta que le daban y se la llevaba al pico con la que lo cortaba y comía. Me puse a verla un rato, pero confieso que me daba miedo su pico , se veía fuerte y seguro dolía un picotón de esos. El sol era fuerte. Ya todos estaban levantados. Unos veían televisión, otros, la mayoría manejaba su computadora. El papá recibió una llamada. Era de la mamá que se comunicaba desde España. Pudimos verla en fotografías que enviaba a la computadora. Me acercó el fono al oido y escuche que me llamaba por mi nombre y me daba besos. Yo solo pude estornudar en el aparato. Su vos me emocionó y me puse a correr de un lado para el otro . Ornela, es el nombre de la niña de chimbote me llevó a la sala . Primero había constatado que no estaba la tía mavy. Nos subimos al segundo piso corriendo. Entré al cuarto en el que dormía el primo que me trajo de Lima. Todavía estaba en cama ´pese a ser ya horas de la mañana avanzadas. Las tías sea fueron juntando en la cocina y comenzaron a preparar el almuerzo. Unas se iban a comprar algo que faltaba a la tienda de cerca. El papá me puso el arnés, y me sacó a la calle. Nos salimos con Ornela, que insistía en llevarme de la correa. El papá le dijo que no era conveniente porque jalaba fuerte y me podía salir corriendo con riesgo de que me agarre un carro. Cruzamos la plazuela, y llegamos a una gran avenida. Al frente se encontraba la universidad de trujillo. Los carros pasaban a prisa como en Lima y yo me ponía nervioso. Al voltear la esquina nos encontramos con una familia. La señora al verme se me acercó a acariciarme. Como siempre la bese y lamí. Ella dijo que había tenido un perrito igual a mi. El esposo le dijo, ala papá ....es el perro de la película hombres de negro....y el le dijo que si. Se despidieron y seguimos hacia el quiosco de la esquina . Compró su periódico y regresamos por la misma vereda a la casa. La ciudad era bonita, por lo menos donde conocí y solo a donde me llevaban . Todavía era cuidado por falta de vacunas.
En la casa ya estaba la tía patricia que al verme me cargó y me llevó al patio. Allí me sentó en la mesedora y jugó conmigo . Fafita, me disputaba, le pedía a su mamá que también quería cargarme, pero su mamá no le daba oportunidad. Era la tía más cariñosa. La tía vicky abandonaba la cocina y se acercaba a tomar fotos de lo que sucedía fuera. La fastidiaban porque se demoraba y le decía....ya pue gelacio....y se reían de ella. La lora llamaba a su dueña pidiéndole que le den más comida y agua.
El almuerzo lo sirvieron en el patio por el calor que hacía. Era una gran fiesta, la que se vivía. Era evidente de que se extrañaba a los abuelos, ya que siempre se les mensionaba. No había momento que no se dijera algo de ellos. En una foto de la sala vi a la mamá luz y otra del abuelo nicolás. Era era pequeña como mi madre y él más bien grande, alto , fuerte. Todos los querían mucho y recordaban sus palabras con las que corregían cualquier error que cometía alguno. Alguien decía, como decía mami luz, no seas haragana. O como decía el abuelo, toma toda tu comida. Se reían de sus ocurrencias y no dejaban de tomar fotos a todos, buscando la situación más adecuada. Yo no podía tener un momento para descansar . Por momentos me venía sueño, se ponía en un rincón y cabeceaba, lo que era motivo para que me tomen fotos.
Cuando pasaba por la sala me daba ganas de subir a los muebles y lo hacía cuando todos estaban allí conectados con la familia de los EEUU, que la tia zoila ponía casi todo el día. Me enseñaban a ellos y escuchaba al hijo mayor riéndose al verme echado en los sofás, cuando a él la tía mavy no lo dejaba. Mira, mira, decía su mamá, como a Hugo si lo dejan y a mi hijo no. Todos reían por el reclamo. A veces me ganaba la pila y me orinaba en la sala, pero lo hacía en los periódicos que la tía vicky ponía.
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