Los días domingos , son mis 24 horas más felices porque todos llegan a la casa. En la mañana me llevan al parque del faro y luego de dos horas de caminar por todos los jardines cercanos , regresamos a comer con todos los que van llegando. Por la tarde vemos televisión y ya nos vamos a dormir no más allá de las 10 de la noche. De lunes a viernes , tengo las mañanas libres. Ellos, se van a trabajar desde temprano y van regresando en la tarde, después del almuerzo. No puedo evitar ponerme triste al quedarme solo. Los veo que se van alistando y me voy poniendo cada vez más ansioso. El papá es el primero que se levanta y prepara su desayuno. El ruido de la licuadora me despierta, o mejor dicho me anima a dejar la cama y voy a ver que está haciendo. Lo acompaño mientras prepara su jugo y luego hace mi desayuno. Claro que el mio es más fácil. Solo me pone dos medidas de la comida preparada en granos y lava mi bebedero de agua y la llena. Hay un pequeño problema , en especial cuando llega el verano. Unos animalitos muy pequeños se van subiendo a mi plato y llegan a invadirlo totalmente como una mancha silenciosa que se extiende . Se han tomado una serie de medidas para controlarlas y al final pone mi plato en un depósito más grande , le hecha agua y con ello se evita que estos insectos se lleven mi comida. Lo malo es que, cuando como se me da por botar un poco de mi comida en el agua y con ello pierdo, casi un tercio de mi ración diaria. Claro que , como mi papá llega en la tarde , me la repone. El se sienta a tomar su desayuno y yo estoy a sus pies, muchas veces me levanto , pongo mis manos en la mesa , hasta donde felizmente llego y trato de identificar , por el olor , lo que come. Realmente no me apetece porque veo verduras, pan integral, a veces huevos duros y dos vasos de jugo. El me da un palito de carnaza de vaca y con ello me entretengo. A veces me voy al cuarto a devorarla y si logro hacerlo rápido, salgo para verlo terminar su desayuno. Puede que me de tiempo a comer un poco de la ración que me sirvió, si no lo dejo todo para más tarde. Generalmente como un poco ,y dejo la mitad para la noche. Luego veo que sale la mamá, mientras el sale a su labor diaria. El se despide de mi, yo me voy al cuarto,me subo a la cama y me acomodo para descansar . Me llevo un hueso artificial y lo mastico esperando que ella también se vaya. Me bajo de la cama, la acompaño en su tarea de cambiarse y tomar su desayuno y se despide. Estoy nervioso, se que me voy a quedar solo.
En los primeros meses me dejaban la televisión prendida toda la mañana , hasta su regreso, pero a los tres o cuatro meses , el decidió apagarlo. . Me pareció bien, porque, primero que no me interesaba lo que daban y segundo que era tanto el ruido que no me dejaba descansar y llegaba a ponerme más nervioso algunos ruidos raros.
Mayormente uso estas horas para dormir. La cama es muy atractiva para mi, está a mi disposición total y puedo usarla de arriba , abajo. En oportunidades me bajo para ir al baño, o para ver quien pasa por la puerta. No juego con juguetes, aunque confieso que en los primeros tres o cuatro meses, se me daba por jalar cualquier cosa que encontraba y la llevaba a la sala para , ya sean zapatos, medias, o ropa que podía jalar. A veces me quedaba dormido en los muebles de la sala .
Desde los 5 meses se me ha despertado el interés por vigilar la casa. Eso me quita el sueño, ya no duermo mucho. Lo malo es que me tiro contra la puerta , me pongo a rasgar la ventana de la sala y gruño, ladro lo más fuerte que puedo hasta que se van los visitantes o vecinos. Algunos se paran a verme y se ríen de mi . Cuando alguien arregla su departamento me pone nervioso, porque chanca, jala, hace ruido y con eso me tiene totalmente alerta. Felizmente que no he pasado un temblor solo. Me pongo muy nervioso cuando escucho estos ruidos de la tierra y sus zacudidas. No se que pasa pero me ponen en una alerta máxima. El tiempo que pasa se me hace lento. Trato de dormir, descansar y esperarlos. En el parque escuchaba que algunas señoras le dicen a mi mamá que sus perritos no se pueden quedar solos. Algunos han tenido que contratar una empleada, otros pagan a alguien que los saca al parque, y otros llegan a encerrarlos en un cuarto para que no les hagan daño a sus muebles. A mi no se me da por malograr muebles, solo rascar el forro del mueble , como si lo calentara para dormirme allí.
Los lunes , la mamá llega a las 6 o 7 de la noche. El papá viene a las 8 y media. El resto de la semana , se cambia. El llega a las 2 y media o tres y ella a las 7 . Hay meses en que ella viaja por dos o tres días . Los jueves, el se va a las 7 porque tiene guardia nocturna , hasta el día siguiente.
Hay días en que él me sorprende llegando a medio día, antes de las doce. Me quita el sueño, estoy descansando. Prefiero que vengan después , en la tarde para que me dejen descansar toda la mañana. Escuché a los dos, que piensan en traerme una pareja. No se si ello me convenga, por lo de tener que compartirlos. Me he acostumbrado mucho con ellos. Será cuestión de la vida y mis hormonas.
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