Cuando el gran psiquiátra Humberto Rotondo estudió mendocita, luego de conocer los resultados de su investigación, recomendó que se haga algo por la gente que allí vivía para resolver sus problemas, que afectaban no solo su salud mental, sino que daban una muy mala calidad de vida. Es por ello que se crearon zonas residenciales en la Victoria y otros lugares de Líma, como el Cercado.
Con el tema de la parada, se ha puesto en evidencia que hay un gran sector de población viviendo en pésimas condiciones , no solo hacinamiento, si no de insalubridad, que favorece el desarrollo de enfermedades como las diarreas, problemas respiratorios y la misma TBC, desnutrición, etc. No se ha requerido hacer un estudio de campo sobre salud mental para que , hoy tengamos claro que allí hay un grave problema de salud mental. Es conocido el alto consumo de drogas y en especial de alcohol, y de pésima calidad, así como prostitución, al igual que delincuencia y baja escolaridad. El trabajo es precario y en general no hay calidad de vida.
Hoy queda claro que no solo se trata de cerrar un centro de comercio mayorista , si no también de mejorar las condiciones de vida de quienes se quedan allí a vivir. Cierto que a muchos de ellos , el mercado les servía de su fuente de ingresos, por muy precarios que hayan sido. No se les puede dejar así. No se puede decir que el tema de la parada terminó cerrando el mercado mayorista y declarando a la zona como una zona rígida, sin actividad comercial, en especial de alimentos. Se ha puesto en evidencia que esos ciudadanos viven en condiciones infrahumanas, y que se tiene que enfrentar y reinvidicar su derecho a la vida digna , no solo con buenas casas, sanidad, si no también, con posibilidades laborales para poder lograr satisfacer sus necesidades. Ellos merecen que la ciudad los apoye, no es caridad, no es mendicidad, es derecho ciudadano y obligación del gobierno central, regional y municipal, tanto distrital como provincial. Todos ellos tienen que unirse para dar sus recursos en favor de estos seres humanos que nadie ha mirado de manera adecuada, que se les ha visto negativamente sin analizar el porque de su realidad, el porque de su modo de actuar y el porque de sus actividades, incluso delictivas, dedicadas a la droga o alcohol, y a vivir de recoger la basura, los residuos de la venta de los grandes comerciantes.
Solo así se logrará superar lo que se vio y ha quedado en la memoria de todos los que vivimos en la capital. Un grupo humano desatando una gran violencia , defendiendo su lugar de vivienda, de trabajo, a pesar de ser utilizados por otros que viven en otros lugares, y que se enriquecen a costa de la miseria de ellos. Este espacio, incluyendo los cerros deben ser un símbolo de lo que una sociedad humana puede hacer por los suyos. Necesitan teleféricos o escaleras eléctricas para que sus niños, madres , ancianos, escolares suban y bajen a la ciudad. Necesitan casas decentes, y parques , campos deportivos, colegios bien equipados, museos, bibliotecas, teatros, centros de capacitación laboral y centros de trabajo , así como lugares donde se estimule el arte de todo tipo, es decir una escuela de bellas artes, y de baile, de teatro, como también una orquesta sinfónica. Es importante desarrollar actividades artísticas y culturales ,deportivas y de recreación , esparcimiento. Solo así se habrá cumplido con revertir un lugar que ha dañado a tanta gente, que ha servido para que muchos mueran o vivan precariamente.
La OMS, en la reunión de Caracas, en el año 1990, declaró que la salud mental era una epidemia, y que iba en aumento si no se hace nada para resolver sus causas que la determinan. Precisamente , fue lo que demostraron los grandes maestros San Marquinos, Rotondo y Mariátegui, y propusieron que se cambie la zona de mendocita para superar los problemas de salud mental. Hoy es una urgencia hacer tal tarea que nos permitirá reconciliarnos y que la gente que allí vive, logre calidad de vida y no vivan con el rencor de que les quitaron su centro de sostenimiento, aunque precario, pero para ellos lo único que les permitía tener algo para ir muriendo progresivamente, de manera inexorable, ante la indiferencia de los demás. La salud mental es el eje organizador de la sociedad y la herida abierta en dicho lugar solo se cerrará garantizándoles que no serán abandonados para vivir como siempre han vivido, sus abuelos, sus padres y luego sus hijos.
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