Se dice que la Ciudad de Trujillo es la ciudad de la primavera. Precisamente el 26 de septiembre se realizó el desfile , lamentablemente con un clima que no lo acompañó, por su frialdad. El día 25 , celebrábamos en el Mochica, el cumpleaños de Cesar Galarreta. En realidad, un grupo de amigos nos habíamos citado éste día para comemorar el 50 aniversario de nuestra salida de la primaria. Era una reunión especial, que luego se cruzó con el almuerzo al que fuímos invitados por otro grupo de uno de los corso que Cesar dirigió del mismo colegio Antonio Raymondi. Lo cierto es que el grupo nuestro no hizo ninguna preparación para el aniversario número 50. Supimos si que una promoción anterior a la nuestra celebró sus bodas de oro. Ellos la habían cumplido el año pasado y éste año se habían puesto de acuerdo para volver a celebrar . Hicieron un desfile la semana anterior. Ellos sabían que vendría el desfile primaveral y adelantaron sus celebraciones promocionales, nosotros no nos habíamos preparado .
La reunión en el Mochica fue por motivo doble. Nos encontramos 8 amigos de unos 40 en total. Celebramos nuestros 50 años de haber dejado la primaria y compartimos con otros 60 amigos nuevos, miembros de los diversos coros formados por Cesar .
El, llegó, más allá de la una de la tarde en que se había fijado la reunión. LLegó apoyado en un bastón y claudicando de la pierna derecha. Antes de su ingreso, una señora de la organización dijo que vendría tarde por estar sufriendo una celulistis. El llegó acompañado por un gran músico trujillano, el que le solía poner las músicas y hacer los arreglos a sus canciones corales. Teófilo Alvarez. Los dos , flanqueados por la esposa de el músico y unos amigos se ubicaron en las mesas centrales, especialmente preparadas. Mientras caminaba con dificultad lo aplaudimos de pié. Allí estaba el maestro de nuestros años de la adolescencia. Apenas teníamos 10 años unos y algunos más , todos , allí ya contábamos más de 60 años. Fue un momento especial, lleno de emoción individual para cada uno. El maestro de nuestros años de pubertad, que nos acompaño en el inicio de la adolescencia y nos enseñó a cantar, a gozar de la música , de canciones con letras hermosas, y con el que compartimos la gloria de los escenarios en auditorios plenos de madres llorando, padres eufóricos. Eran días del calendario cívico que celebrábamos cantando.
Antes de llegar a trujillo, subí al avión que me llevaría esa tarde algo fría . El enorme pájaro de acero comenzó su recorrido , iva lento, algo no andaba bien, parece que tenía poca prisa de volar. No avanzó mucho y por el parlante se dejo escuchar la voz del capitán que decía que no se podía aterrizar en trujillo. Regresó, se parqueó y nos propuso esperar una media hora. Todo el plan se complicaba. Había faltado a mi clase, ese sábado , con mis alumnos de San Marcos, dejé a mis colaboradoras que hagan todo normal. No pasó los 30 minutos y partimos para llegar a los 50 minutos de vuelo sin dificultades. Llegué feliz de estar en mi tierra natal. Sentado en la mesa comiendo el ají de gallina y luego el jugoso cabrito tierno, conversavamos entre todos de lo que iva ocurriendo. Fué un día hermoso, lleno de alegría, muy particular, casi de despedida , más que de celebración. Víctor , sentado a mi costado, hacía sus chistes , como siempre. Lo comisioné para que hable con los del otro coro y quedaron en que en diciembre se haría un homenaje en el teatro municipal. Ellos pedirían el local. Trujillo tendría que saber que Cesar era algo especial para la ciudad. Se le veía feliz, pero entrado en años, contento de ver a todos sus amigos. Nunca podrá entender totalmente lo que nos dio. Era una reunión fraterna, había más que comida, agradecimiento, reconocimiento al maestro que marcó los primeros años de nuestras vidas. El me permitió recitar , como solista en su coro, y me dio la oportunidad de ser entrevistado por el Comercio para su sección del niño de la semana. Allí, con apenas 11 años dije que sería médico, no pude adelantar que sería psiquiatra. Hoy, ese día de primavera, pude decirle que toda la vida agradecería las oportunidades que nos abrió con el coro, que mucho de lo que he logrado comenzó con esa experiencia que hoy busco, en salud mental, que otros la vivan, que otros la desarrollen, ya a sabiendas que funciona , que vale, que es el camino correcto de la vida hacia lo humano.
Maestros como él, valen y sus enseñanzas son eternas en la memoria, van hacia los hijos nuestros por siempre. Cesar , fue un maestro de nuestras vidas, sus lecciones formaron parte de lo que somos. Como dice José Ortega y Gasset, ....el hombre no es naturaleza , es historia. Esa historia con el coro hizo mucho por la vida nuestra. Homenaje al maestro por siempre.
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