Una noticia nos trae lo siguiente, en un diario local :"En un plazo de 30 días hábiles , una comisión multisectorial propondrá al ministerio de salud el proyecto de reglamento de la ley que regula el establecimiento y ejercicio de los centros de atención para personas dependientes que opera bajo la modalidad de comunidades terapéuticas . Una resolución suprema , publicada ayer (19) , indica que ésta comisión estará adscrita al Ministerio de Salud y será presidida por el director general de salud de las personas de ese portafolio , el director de salud mental del sector y por el director general de asesoría jurídica".
En dicha resolución hay varios problemas: en primer lugar se sabe que la dirección de salud mental es una dependiencia de la dirección general de salud. En segundo lugar, no se dice quien es el director de salud mental. Ello es muy importante dado que si es el mismo que viene desde la época fujimorista, no tiene capacidad , como ya lo ha demostrado en 20 años, del 90 al 2012, para tratar el tema . Por otro lado , si es alguien del HVLH, es peor aún , dado que tales asesores ya demostraron su incapacidad al no hacer nada por la salud mental desde el 90 y haber dañado muy seriamente a dicho centro al orientarlo en una dirección privada, y oponerse seriamente a la Reforma de la atención psiquiátrica que propone la OPS.
Un aspecto muy preocupante es el que en la referida comisión no se incorpora a los familiares de pacientes de salud mental, en especial de drogas. Ello es grave, va contra lo que propone la OMS y deja de lado un aspecto fundamental en la rehabilitación del paciente, que es el que se organicen grupos de apoyo que le faciliten la inclusión social , al paciente, se les de igualdad de oportunidades y se respete sus derechos humanos.
En el informe de la OMS del 2001, y en las 5 estrategias sobre la salud mental, firmados en el año 2010, se deja bien claramente establecido , el que la sociedad civil, a través de sus organizaciones de salud mental tiene que intervenir para garantizar que la atención sea buena, y se fiscalice todo el proceso de recuperación, sin que el paciente sufra daño alguno, o no se haga el trabajo con los criterios médicos , científicos que corresponden y que garanticen su adecuada recuperación. Solo los familiares serán los fiscalizadores eficaces y los que permitirán dar un manejo adecuado, no lucrativo , menos inhumano, a los pacientes en las referidas comunidades terapéuticas.
La familia tiene que ser preparada adecuadamente en salud mental para cumplir este papel tan elevado y de gran importancia como garantía de la atención de sus familiares dependientes.
Giovanni Jervis, en su libro, El gran Educador, señala , que la atención de un paciente debe hacerse en la comunidad, y en ambientes en los que la familia participe directamente. El insiste que solo la sociedad trae al paciente y es por ello que ésta debe participar en su recuperación. Igualmente señala, de manera clara, que ningún paciente del campo de la salud mental viene solo o por su propia voluntad, siempre lo trae la sociedad, llámese familia, algún grupo organizado, desde bomberos, cruz roja, serenazgo, etc. por ello no se debe decir que , como en la clínica general, el médico es el que interna al paciente, en el caso de los pacientes mentales o de las personas con discapacidad mental, se da el internamiento por presión social, incluso ,en algunos casos, hasta interviene la justicia que con una resolución judicial ordena su internamiento y llega también a decir su alta.
Poco se va a avanzar si no se toma en cuenta estas propuestas de la OMS y que constituye una de las políticas públicas más importantes que tiene que figurar en la Ley de salud mental y en su propio reglamento. El que se deje de lado a la familia no permite una adecuada transparencia y se presta a serias distorsiones que ya hemos visto, no solo por el fin de lucro, si no también por la falta de fiscalización de lo que en tales centros se haga. No hay nadie con más preocupación y autoridad para garantizar el buen manejo de estos centros y el que se les deje de lado da mala espina de la idoneidad de lo que se pretende hacer.
La familia tiene una gran capacidad de movilización social, su posibilidad de presión es muy fuerte lo que hace que muchas autoridades les tengan miedo, recelen de su presencia y las dejan siempre fuera, con lo que no les va a dar opción a que vean lo que allí se hace y se obligue a corregir todo lo que esté mal. Solo la familia tiene ésta capacidad , y lo puede ejercer sin temores, sin recelos y con una total transparencia.
Téngase en cuenta que se trata de un modelo de trabajo muy delicado, y con grave daño a las personas si no se dan las condiciones adecuadas, lo cual va a repercutir directamente en la sociedad por sus implicancias directas en su desarrollo.
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