Un blog sobre la importancia de que la sociedad asuma y defienda la Salud Mental como un derecho.
lunes, 30 de abril de 2012
Soy un perrito Pug, 3
Salimos de la carretera grande que me asustaba tanto . Veía unos enormes monstruos que iban y venían, su rugido era tan fuerte que me hacían temblar más que los de mi madre. Cuando pasaban cerca al carro en el que viajábamos la nueva manada, un viento fuerte nos sacudía que parecía que nos lanzaría lejos. Hay que ser muy valiente para ir por esos caminos con tanta bestia suelta. Entramos a la ciudad , pasamos por calles llenas de casas en los cerros. Veía algunos perros caminando solos por la calle, algunos nos ladraban y corrían junto a nosotros. Se les veía flacos, quizá ladraban de hambre. Eso no me pasará a mi, por loOt menos espero que así no sea mi suerte. Escuché que hablaban de ir a un supermercado a comprar mi comida y otros objetos. Unos decían que sería bueno comprar juguetes, y una de ellas les hizo recordar que tenían que comprarme pañales. Eso me llamó la atención, sabía que eso lo usan ellos cuando son chiquitos no los perros. Ella misma explicó que era para poner en el piso del lugar donde yo tenía que hacer mis necesidades. Con ese pañal yo aprendería a ubicar el lugar y así no lo haría en toda la casa o donde se me ocurra. hablaron de unos pañitos para limpiarme la cara para cuidar mi máscara. Otro , el más chico dijo que también sería bueno un espray desodorante y con olor . Eso me dio bochorno, pensé que ya comenzaban a molestarse con mi olor lo que podría hacer que no me carguen y me mantengan lejos de ellos. El carro paró en un edificio grande. Se veía un gran paradero de carros, muchos de ellos de donde bajaban niños y adultos. No vi un solo perro con ellos. Se fueron la mamá y una pareja. Otra pareja se quedó. Había escuchado la conversación de ellas sobre sus propios perros lo cual me alegró. Una de ellas incluso tenía dos a los que quería mucho. Eso me dejó claro que viviría con la mamá y sus dos hijos varones. Llegaron y partimos ahora si a la casa. No recorrimos mucho. Dos vueltas y paró. Todos bajaron y comenzaron a sacar lo comprado . El jefe de la manada me cargó . Se veía una gran escalera. Déjalo que camine hasta la casa , dijo uno de ellos. Se entabló una discusión. Los varones estaban de acuerdo con que suba solo , ellas , las tres se opusieron. Dí un paso para ver si la escalera era posible de subir y mi pierna no llegó a alcanzar el primer escalón. El mayor dijo, déjalo, si puede, no lo toques. Todos esperaron que salte o haga algo para avanzar. Su pareja se acercó, me alzó y comenzó a subir diciendo..no seas malo, no puede todavía es un cachorrito. Subí en sus brazos . Le agradecía lamiéndole la cara y moviendo mi cola enrroscada que tanto llamaba la atención. La mamá abrió la puerta y todos se sentaron en la sala. Me pusieron en el centro para contemplarme. Todos estaban cansados , había sido un viaje duro, de más de 3 horas según yo. Yo miré a todos lados. No era nada parecido a mi casa. Habíamos subido tres pisos. Eso sería mi mayor tortura, ya que nunca podría bajar ni subir, estaría preso . La mamá me levantó y me llevó a conocer todas las habitaciones. Finalmente me llevó a donde sería mi baño. Puso el pañal de color celeste por un lado y el blanco mirándome . Me puso encima de él y me dijo...haz tu pila, vamos, hazlo papito. Me puse muy nervioso. Le puse una mirada de tristeza para que comprenda que todavía no podía. Vinieron todos a mirarme y me dio mayor verguenza estar allí. Me sacaron nuevamente a la sala y me dio ganas de dar vueltas en el centro, lo cual hizo que una de ellas, la más bajita, me levantara y corriendo me llevara al baño. Lo hice. Ella les dijo....acuérdence lo que dijo su dueña, que cuando da varias vueltas, es que va ha orinar. Todos me aplaudieron y el más grande me dió una galleta de premio. Me sacaron dejándome que yo camine . Vi en un rincón una cama que seguro sería la mía porque era parecida a lo que tuvimos en la otra casa y en la que dormíamos todos con la mamá , de muy pequeños, luego ya cada uno dormía donde le daba gana. Ellos comenzaron a comer algo que olía fuerte y rico y a mí me pusieron un depósito con unos granos y cerca un depósito de agua. Era curioso este último. Tenía una botella parada, de plástico como con las que yo y mis hermanos jugábamos en el patio, ella estaba llena y en un depósito iba cayendo a medida que iba tomando. Bueno, no me dijeron que viviría en un departamento, ya no tendría patio ni jardin, estaría en alto , casi preso. Veremos si me acostumbro. Me preocupan las escaleras, como lograré vencerlas.
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