Un blog sobre la importancia de que la sociedad asuma y defienda la Salud Mental como un derecho.
domingo, 6 de mayo de 2012
Soy un perrito Pug, 8, Los domingos vamos a comprar periódicos
El salir a las calles es todavía peligroso para mí. No resisto mucho trajín , y el sol que , .aún persiste, de un ver, y ano que no quiere irse, me hace daño. Ya , en una salida que di , regresé a vomitar a la casa. No es broma, me afecta fuerte. Los domingos voy en una mochila. Asomo la cabeza para poder respirar, pero me cargan , a pesar de que ello no es muy cómodo. Algunos me miran y quieren acariciarme . Oigo que una señora que sale manejando de su garaje, le dice a sus hijos pequeños que le dicen que les consiga uno igual , que no es bueno..porque son muy gruñones. Ella confunde mi ronquido con gruñido y me rechaza. A mi si me gustan los niños. Vamos avanzando, mientras los autos pasan a prisa , dejando su humo que me hace estornudar. Cierto es que el smog me afecta también, y mi nariz se congestiona mucho haciéndome complicado jalar aire. Son cosas que tengo que sortear a mis dos meses de vida y peor en una ciudad muy moderna que dice llamarse miraflores . Tenemos que cruzar la avenida Angamos, que pese a ser domingo, va muy concurrida a esa hora. Llegamos al quiosko de periódicos. Allí lo conocen a mi dueño. Una persona anciana está conversando con la vendedora , sentado en una banquito y junto a él hay dos perros muy bonitos. Al verme asomar la cara le dice a mi dueño que son bonito y le pregunta por mi raza. El le dice que soy un Pug, y la dueña del puesto sonrie mientras me halaga diciendo ...que lindo perrito señor...Si , dice él, todavía es un cachorro y no tiene todas sus vacunas , por eso no puede estar en contacto con el medio totalmente. Pasan otras personas y me dicen lo mismo, lo que me hace sentirme muy bien. Nos despedimos y regresamos por la misma avenida. En un chifa , un personal me mira y le dice a mi dueño....ese cuesta mucho dinero . El le sonríe y le dice...más o menos. Me ven como objeto de venta. A mi no me han sacado de un petit shop de canes. Seguimos el regreso. Lo que me sorprende son los grandes edificios y el rugir de los motorizados. Va ser difícil que yo salga solo, pienso. Me da ganas de salir, saltar de ésta prisión y caminar. No me dejan. Ya se me está haciendo difícil respirar, me divierte poco estar encerrado, pero no hay posibilidades de evitarlo, así lo quiere el veterinario. Me gustaría ir marcando las calles con mi pila . Eso hacen otros y yo no puedo todavía. LLegamos a la casa y , entramos. Apenas me dejan en el piso me voy a tomar agua que es lo que me falta a gritos.
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