miércoles, 16 de mayo de 2012

Soy un perrito Pug.11, Mi viaje a trujillo

La familia a donde ahora vivo suele viajar a trujillo,todos los meses de diciembre , para celebrar la navidad y el año nuevo. El año 2011 fue muy especial, por diversas razones. Llegué yo, como regalo para el padre y la madre, pero especialmente para el primero. La madre viajaba a España a visitar a su hermana menor. El padre iría a su ciudad natal, en avión. El quería llevarme , pero no se conocía la modalidad del viaje. En  mis apenas 3 meses de edad se veía inadecuado que viaje en el depósito , sea de omnibus o avión. Ellos solía viajar en su propia movilidad, manejada por la madre y hoy no tenían chofer. El tema se sanjó con el apoyo del primo . El ofreció llevar a los dos hermanos y a mi , porque , como toda la familia , se reunían en su ciudad de origen. Entonces todo quedó decidido. La primera en partir fue ella, rumbo a Europa . Se despidió de mi mostrando mucha tristeza por dejarme solo a esa edad. Le vino a la memoria otro viaje que tuvo que hacer hacia Alemania, cuando sus hijos apenas eran niños. El padre partió al norte, rumbo a la capital de la primavera una semana después. El avión hace un viaje de solo 45 minutos. Decía estar cansado de sus constantes viajes juveniles, y de adulto , en los omnibus. Para nosotros llegó el día de la partida. El primo se hizo presente en su carro a las 9 de la mañana. Teníamos suficiente espacio para viajar ya que eramos cuatro . El asiento trasero se  vio bastante cómodo para la larga travesía de unas 9 a 10 horas. Las voces decían que el primo solía hacerlo solo en 8 horas. Subimos, yo atrás con el menor. Era la segunda mitad de diciembre y el sol salía temprano y como a poco se hacía más intenso el calor. Ya saben que yo no soporto, ni lugares cerrados, ni mucho calor, por lo que tengo de tomar mucha agua y tener ventanas abiertas para poder respirar. Ellos no tenían idea de mis problemas respiratorios y  mi capacidad de sobrevivencia. El recorrido para salir de la ciudad fue tranquilo, a pesar de que se demora más que llegar a la ciudad más próxima , fuera de Lima. El problema se comenzó a presentar en la carretera, y a medio día se hizo más grave. Como siempre, los jovenes quieren descansar. El hermano menor se comenzó a dormir y yo no podía hacerlo por dificultades en mi respiración. La lengua la sacaba desesperado para poder lograr bajar un poco mi temperatura. Mi respiración se aceleraba, mi nariz, pequeña al extremo, se llenaba de moco, y me ahogaba. Me acercaba a la ventana abierta y sacaba la cabeza por el espacio que dejaba la luna abierta. El hermano menor se levantaba preocupado. Que hacer para calmarme. Me daba agua , y la dificultad respiratoria no me dejaba beber. Mi corazón latía intensamente, era un potro galopando a gran velocidad. El primo me miraba por el retrovisor y se ponía nervioso, decía que ya me moría, que vería un sitio para parar. Se detuvo el carro en el camino, salí al ambiente y me sentí mejor. Trataba de calmarme pero no podía, me preguntaba , cuanto tiempo más tendré que soportar éste viaje y si sobreviviría, porque yo me sentía mal, mareado, tenía nausea, hambre, sed, pero no podía tomar ni comer nada. Me pasé al asiento de adelante, con el hermano mayor. El tema se puso peor porque veía la cinta negra, esa misma, o parecida a la que vi cuando me sacaron de mi casa, que se me venía a toda prisa , y los grandes mostruos que venían con sus faros tintilantes, hacia nosotros. Al pasar rugían como bestias devoradoras que me iban a comer como un simple bocado. Era aterrador ese espectáculo de ver lo que veía , sin poder jalar aire y muerto de calor. Me echaban agua, me referescaba un momento y luego me acaloraba. Todo el viaje lo hice con la lengua fuera y seca, pese al agua que me daban, pero que  no podía tragar.
   Nunca había viajado, menos tanto tiempo dentro de un motorizado, ni había visto tantas bestias amenazantes . Los escuchaba hablar preocupados. Paramos unas cuatro veces. Igual aceleraba para ganar el tiempo perdido. El calor era torturante, lo habían puesto arriba para dañarme, para que me sienta mal. Nunca , como esa vez , extrañé a mi familia, quise que me devuelvan , que era difícil que yo pueda seguir vivo si voy ha tener que viajar así. Escuché que llamaban por teléfono y les comunicaban a trujillo que ya llegábamos. El que se preguntaba si llegaría , era yo. Así, lo veía difícil. Las sombras fueron ocultando los rayos del sol, se sentía fresca la tarde, casi ya entrando la noche. NO pude apreciar el paisaje, que dicen es hermoso, las playas, los campos sembrados de maiz, y frutos, los pájaros cantando y volando, y los ganados en las haciendas pastando. Pasamos por pueblos que no conocía y tampoco pude ver. Había gente en las calles que me miraban , y yo no sabía que me pasaba, lo que quería es que termine este viaje lo más pronto posible. Entramos a moche, ya estábamos en trujillo. Pasamos un puente, oía el ruido de las aguas, pero no las vi. Una larga avenida nos llevó a la casa en la que ya nos esperaba el padre y sus hermanas,y  sobrinos . Eran las 7 de la noche, cuando el primo tocó la bocina , salieron  muchos a recibirnos . El viaje había terminado. Sobreviví. Vaya que los hice pasar muchos sustos y un viaje duro. Gran experiencia a mis , solo 3 meses de edad recién cumplidos.  

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